Trabajar al aire libre puede ser inspirador, pero también trae consigo un enemigo silencioso: el sol.
No se trata solo de incomodidad, calor o sudor. La radiación ultravioleta (UV) puede provocar quemaduras solares, envejecimiento prematuro de la piel e incluso problemas más graves a largo plazo.
Por eso, hoy en día la ropa de trabajo con protección UPF ya no es un lujo, sino una necesidad para cuidar la salud de quienes pasan horas bajo el sol.
El UPF (Ultraviolet Protection Factor) es como un escudo invisible que llevan las telas.
Mientras los protectores solares (SPF) se van con el sudor y hay que reaplicarlos cada 2 horas, la ropa con UPF mantiene su barrera de protección mucho más tiempo.
Por ejemplo: una prenda con UPF 50 deja pasar solo el 2% de la radiación UV. Eso significa que bloquea el 98% de los rayos solares. ¡Imagina lo que eso significa para tu piel!
Es la que ya trae el tejido sin necesidad de químicos.
Aquí la tela recibe un “extra” de protección durante su fabricación.
La ropa de trabajo con protección UPF es mucho más que un uniforme. Es una inversión en seguridad, bienestar y salud a largo plazo.
En un contexto laboral donde la seguridad debe ser siempre prioridad, elegir prendas con protección solar es dar un paso firme hacia la prevención.
Porque cuidar a quienes trabajan bajo el sol, es cuidar lo más valioso: su salud